jueves, 12 de mayo de 2016

Huele a casa

Hace un tiempo, hablando con una abuelita del cole me dijo una cosa que se me quedó grabada. Cuando entras por la puerta, huele que alimenta. Aquí huele a casa.

Se refería al olor de la comida que todos los días, ofrecen a nuestros hijos en su colegio. Una comida buena y sabrosa. Si tienes suerte, puedes ver por la mañana desfilar zanoharias y verduras frescas entrar por la puerta grande. Y si quieres, puedes ver por una ventanita que da al patio a nuestra querida Juani y equipo, preparando lo que comerán los niños en el día.
Es una de las muchas cosas maravillosas que tiene el colegio. La comida deliciosa, cuidada y bien preparada. Como en casa... y a veces mejor que en casa, que más de una vez he recibido la crítica de mis pequeños gourmets porque lo que habíamos preparado nosotros no se parecía a "la comida del cole".

Huele a casa porque les ves felices. Hoy por la mañana dejé a Piojillo en su clase y escondida detrás de la pared vi como su profesora lo cogía en brazos, le daba los buenos días y un montón de besos. Y él feliz, se abrazaba a ella. "hola ratoncito pérez!" le ha dicho.

Y al pasar por el patio, vi a la profe de los más pequeños, cogiendo a otro niño que llegaba, en sus brazos, hablando con él muy cariñosa. Recuerdo particularmente una anécdota (y se pueden contar muchas) de esta profesora en particular. Cuando un niño que normalmente no dormía en su cole anterior, no tuvo problemas en este. Ningún niño es obligado a dormir, pero prácticamente todos caen redondos a la hora del descanso. Cuando la madre del niño siguió la pista de cómo lo había logrado, resultó ser que el niño dormía acariciado por la profesora, que le cogía de la mano para que no tenga miedo.

Subimos al coche rumbo a casa y el piojillo, con su lengua de 3 años, cuenta impresionado que tienen un telescopio en clase, que han visto las lunas y Neptuno. Yo he sido Mercurio, dice. Ha sido un día de astronautas.
Han mirado todos por el telescopio y me cuenta que otro niño sin querer lo ha roto. Pero que su profe ha dicho que no pasa nada, que trae "herramientas y pegamento" y pronto estará curado. ¿y no se enfada? pregunta mi padre. "no", contesta el pequeño. "no pasa nada".

Y no es casualidad. Así son los días en nuestro cole.

Lo que hace grande un cole no son sus canchas de padel, sus extraordinarias infraestructuras, su dominio de idiomas desde la tierna infancia. Lo que hace grande un colegio es su equipo. Y este en particular, tiene un gran tesoro en sus profesores. La mayoría de ellos, gente de mucha experiencia y absoluta vocación. No hay un método concreto, no hay una fórmula de perfección (ningún colegio es perfecto...) pero desde luego, cuando el mayor objetivo de su plantilla es que tu criatura sea feliz, todo lo demás está de más.

Se llega a este cole buscando esto. Quien llega hasta aquí, normalmente no se fija en esos detalles que el marketing vende. Está buscando alternativas, respuestas. Un sitio tranquilo. Que huela a casa.



 











lunes, 9 de mayo de 2016

Volver a lo esencial

Volver a lo esencial
Dicen que cada siete años termina un ciclo y empieza otro.



Falta un mes exactamente para que Entre Mamás cumpla, oficialmente, siete años.  Cuando le di vida a este proyecto no tenía en mente que se convirtiese en lo que hoy es. Mi única aspiración era reunir madres. Formar grupos de apoyo mutuo y servir de plataforma para el intercambio de experiencias, dudas y momentos “entre mamás”.  Acompañar la maternidad. No había más detrás de ello…

En mi intento de perseguir este sueño y conciliar mi vida con mi entonces pequeña Piojilla, decidí dejar el despacho en el que trabajaba, en el que estaba tan cómoda (todo hay que decirlo...) pero que no me permitía ponerle alas a mi creatividad y ser dueña de mis decisiones.

Me lancé con miedo pero con decisión a este proyecto vital, en un momento en el que “la crisis” no se veía venir. Con el tiempo el proyecto inicial se fue haciendo más complejo y trabajoso. No solo en su mantenimiento, sino en el desarrollo de cada detalle; he llegado a trabajar 20 horas diarias para que funcione tal y como se ve actualmente; sin hablar de los sacrificios de tiempo y calidad de atención a los que he sometido a mi familia.  De repente, me había enredado tanto en tantas actividades y gestiones administrativas que no tenía horas para nada más…

El 19 de marzo desperté con una noticia que me hizo parar en seco, ver desde la distancia el punto en el que me encontraba y reflexionar sobre si de verdad era esto lo que deseaba hacer. Y no. No lo es.  Sigo creyendo que la razón fundamental, el objetivo real de un sitio como Entre Mamás, es crear redes. Ofrecer apoyo y acompañamiento a las madres que lo necesiten y para ello, no necesito hacer todo lo que venía ofreciendo el espacio hasta ahora.

Por un lado, porque desde que nacimos, otros espacios y lugares similares han aparecido y la agenda de actividades para mamás se repite y satura en muchos barrios de Madrid. No deseo competir con eso… especialmente con todo el trabajo que genera y porque quien me conoce, sabe que siempre intento hacer las cosas bien y desde luego, en el marco de la ley. Es muy difícil competir con quienes ofrecen lo mismo (a veces, copiando sin pudor hasta los nombres de los talleres u ofreciendo a mis colaboradoras tentadoras ofertas) a precios más bajos –no entiendo cómo… o prefiero no saberlo- y en condiciones más que dudosas.

Pero principalmente porque me resulta incoherente predicar sobre lo importante que es estar cerca de nuestros hijos y tener un horario que no me permite ofrecerles el tiempo de calidad que deseo o estar en mi casa temprano y en muchas ocasiones tener que llegar después de las 9 de la noche.

Volver a lo esencial se hace imperativo. Filtrar todo aquello que me estaba restando energía para lo primordial en el proyecto EM  y para mis proyectos profesionales propios, que también son muchos; delegar trabajo, reducir a su antigua esencia el sueño Entre Mamás y dar impulso a aquello que considero la verdadera fuerza del proyecto. Y por supuesto, ofrecer a mi familia más y mejor tiempo compartido. Tiempo de verdad.

Así que hay cambios. Muchos. De estructura y forma. Pero especialmente la continuidad de aquello que no se ve y que de verdad creo importante:

  • ·    El acompañamiento y apoyo a la maternidad por medio de grupos de apoyo gratuitos.
  • ·     La oferta de los mismos espacios a otros colectivos de madres con situaciones complejas en barrios diferentes. Para ello, impulsar los proyectos que ya tenemos y que se coordinan desde el departamento de Intervención Social que dirige con mucho acierto mi compañera y amiga Laura Soto. Reproducir estos proyectos en diferentes zonas de la Comunidad de Madrid y España con la participación de empresas privadas y sus respectivos departamentos de RSC.
  • ·       La realización de actividades y talleres propios de Entre Mamás dentro del espacio y como meta para la siguiente gestión, reproducirlos en otros sitios de Madrid a los que seamos llamadas.
  • ·        La participación activa de la comunidad Entre Mamás con más ofertas de debates y encuentros on line para Madrid, España y Latinoamérica.
  • ·        Contribuir activamente en el movimiento vecinal de nuestro distrito, como organización en reuniones y círculos de participación ciudadana e impulsando los  proyectos y servicios existentes del barrio, con temáticas de familia, mujer, maternidad, crianza e infancia.
  • ·        Potenciar la visibilidad de estos temas en otras esferas: universidades, foros de debate, congresos, instituciones sanitarias y otros en los que solemos ser invitadas.
  • ·        Potenciar la colaboración con otras instituciones en temas de mujer, maternidad, infancia y crianza para proyectos comunes y objetivos similares.
  • ·        La formación en acompañamiento a la maternidad para fortalecer la red establecida hasta ahora, trabajar para profesionalizar la labor de la doula  y crear espacios con mujeres formadas con nosotras y comprometidas con nuestra filosofía y hacer.
  • ·        Continuar ofreciendo nuestro espacio de acompañamiento en la primera  infancia  para permitir la conciliación de las familias que confían en Entre Mamás para ello y fortalecer su participación activa en la comunidad EM. 
  • ·        Fortalecer la red de sanitarios con la que contamos para seguir ofreciendo a las familias contacto con profesionales expertos y con nuestra misma línea de trabajo.
  • ·        Consolidar nuestro convenio en el Máster de Intervención Psicosocial de la Universidad Autónoma de Madrid, por medio de nuestra oferta de prácticas. Abrir este mismo convenio a otras universidades.
  • ·        Impulsar el proyecto “emprenmamás” para fomentar el emprendimiento femenino, especialmente en lo tecnológico.


Todo esto necesita mucha concentración y energía. Trabajo de escritorio y una infraestructura diferente. Por ello, el 30 de junio será el último día que abramos el local de la Calle Mantuano 19, al que con tanto amor dimos vida para ofreceros tantas y variadas actividades.

Desde ahora y durante el mes de julio seguiremos ofreciendo apoyo y acompañamiento a través de nuestras redes, estaremos como invitadas en otros espacios (por ejemplo el 24 de mayo estaremos en el Hospital de Móstoles), realizaremos entrevistas a las familias interesadas en nuestro proyecto “mamá de día en Entre Mamás” (al que pronto cambiaremos de nombre; es una sorpresa!)  y preparando nuestra nueva casa.


Por mi parte, estaré presente en distintos espacios ofreciendo talleres de comunicación para la salud: el 23 y 25 de junio en Pamplona (LACTA 21) y del 28 al 30 de junio, en los cursos de verano de la Asociación Española de Comunicación Sanitaria en el Campus de la Universidad Carlos III. De igual manera, seguiré acompañando individualmente a las madres que me contacten durante el verano, dando forma a todo lo que se viene y disfrutando del clima que más me gusta junto a mis hijos y marido.



Me doy cuenta ahora de que esto es mucho más ambicioso de lo que soñé un día. Pero tengo claro que no quiero perder de vista aquello que fue la semilla de todo. Tengo claro qué es lo que quiero hacer, en qué quiero invertir mi tiempo y cuánto deseo ver crecer a mis hijos sin perderme de nada.  ¡La vida es tan corta!

Quiero hacer de esto algo útil y estoy convencida de que se puede trabajar desde la ética, el no intrusismo y la honestidad, sin hipotecar la calidad de lo ofrecido. Es muy duro sacar adelante todo esto sin vender mi alma a nadie.

Quiero poder sembrar el mismo espíritu en otras mujeres con el mismo sueño. Acompañar y ser acompañada.


¿Me acompañas?


domingo, 1 de mayo de 2016

Yo, madre

Duele que te mueres. 

Y no, no me refiero al parto. Eso no es nada comparado con lo que se viene... Sin avisar y sin anestesia posible. Un dolor gustoso, eso sí.... que si no, no se repite. 

Duelen las tetas y no se parece a aquello que pensabas. Y a veces huyes de su boquita hambrienta. Duele el parto que no tuviste. Duele el posparto oscuro y desconocido. Y lo descubres todo de golpe y porrazo en ese tercer día en el que llegas a casa y te das cuenta de que es "de verdad". 

Duele verles crecer. Duelen las rabietas, duelen las horas a su lado cuando la fiebre no se va. 
Es un dolor físico e intenso. Un dolor inexplicable... igual de inexplicable que el estar dispuesta a morir si hace falta, para que ellos vivan. Para que sean felices. Duele no dormir. Aunque el cachorro duerma. 

Duele que te digan "mala!!" con su lengua de trapo. Duele cuando te llenan de besos porque sí. Cuando les ves desaparecer en ese "primer día de cole" que siempre llega demasiado pronto. Si no, no me explico las lágrimas. 

Duele pensar en todas las veces que te equivocas, en los gritos que lanzas y que quisieras ahogar donde no lastimen a nadie. Duele cuando olvidas que son tus hijos y que no han pedido venir. Duele más cuando son ellos los que te lo recuerdan. Duele sentir que te pesa. Que te supera aunque los ames con locura. Y cuando quieres encerrarte y tener tiempo para ti...llena de culpas y piensas inocentemente que queda mucho para que un día, de verdad, se vayan. 

Duele darte cuenta de lo frágiles que son. Que basta muy poco para dañarles. Para que otros les dañen. Que es cuestión de suerte tenerles aquí y tener el privilegio de verles ser. Duele entender con el tiempo, que eso de no decirle a nadie que estabas embarazada los tres primeros meses, "por si acaso", no tenía sentido... que la muerte te los puede arrebatar con un día, con un año, con 10, con 30. Pito, pito gorgorito. 

Duele y sorprende verles convertirse en otros. Mirar extrañada seres que has parido. Fardar de lo guapos, lo listos, lo buenos que han salido. Y que de repente peleen entre ellos o te contesten mal... y sentir que has mentido. Que te has mentido. 

Duele saber que tiene secretos que no te comparte. Duele cuando te dice que eres su mejor amiga y que años después te borren de su lista de amigos y ya no encajes en sus planes. Que planifique vacaciones y conciertos en sitios que no conoces, con gente que no eres tú. Duele el cuerpo cuando no sabes dónde están, aunque confíes. Mirar el reloj una y otra vez, sin dormir... como al principio.

Duele que le queden mejor que a ti los mismos vaqueros. Y qué dolor y que orgullo y qué alegría. Verle, hermosa criatura, y que el espejo te diga a ti cuántos años han pasado sin ningún tipo de piedad. Duele no haber podido disfrutar más, quererles más, abrazarles más siendo pequeños. Duele que el tiempo no se detenga. Para ninguno. 

Duele que quiera compartir su vida con alguien. Que ya no pregunte nada, que sea libre. Duele que ya no esté de acuerdo contigo y que seamos agua y aceite. Duele que quiera irse de casa y no tener más que sonreír y sentirte muy contenta, porque es lo que toca. Porque la vida es así y tú te fuiste. 
Y a tu madre le dolió. 

Duele.




Ausente, pero no.

  No entro mucho por aquí aunque lo estético sea estar presente en redes. Y lo que sucede en realidad es que los días pasan rapidísimo y no ...