miércoles, 24 de diciembre de 2008

Feliz Navidad!!!

Queremos compartir con todos este resumen de 2008.
¡¡Un gran abrazo y cariñosos deseos de la Familia Conejo - Piojo!!


¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO!

viernes, 19 de diciembre de 2008

Una mudanza y dos hasta pronto


Estos días han sido frenéticos. Hace poco vimos un piso que estaban reformando. Nos gustó mucho y no estaba mal de precio así que decidimos volver a cambiar de maceta. Nos habían dicho que nos lo entregaban el 1 de diciembre pero hasta el 10 no había miras. Papá Conejo se iba de viaje el 13, así que tuvimos que empaquetar todo en un plis y en una verdadera operación hormiga, tener todo listo y meterlo en un piso a medio hacer.

Ahora mismo tengo cajas, cajitas y cajones sembrados en el pasillo y el mayor desorden que uno pueda imaginar. Por no encontrar, todavía no me he encontrado ni a mi misma; hay olor a pintura fresca, estamos sin gas y sin puertas en los armarios de la cocina. Un caos.

Como siempre, Papá Conejo no desesperó. Él en persona trasladó prácticamente todo y con la ayuda de mi papá montaron todo lo que podía montarse. Contra reloj y agotados, veíamos que no acabábamos nunca y que ni siquiera teníamos hecha su maleta, no habíamos comprado ningún regalito para llevar... no habíamos tenido tiempo de mimarnos ante la ausencia inminente.

No sé cómo, pero finalmente lo logramos y ya estamos en la casita nueva. Sofía al principio pedía irse a casa, pero en los últimos tres días ya ha hecho suya ésta y ha sembrado sus juguetes por todos los rincones que ha podido. Más que una casa, poco a poco va impregnándose de olor a hogar. Todavía no hemos montado el árbol de Navidad. Tengo que buscarlo.

Pero además de mudanza, hemos tenido dos hasta pronto. Por un lado, la pioja mayor que se fue de viaje a Andorra con su cole y que ha estado toda la semana fuera aprendiendo a esquiar. Por otro, Papá Conejo, que se fue a Bolivia para quedarse hasta mediados de enero.

Los preparativos del viaje de Valeria han sido de locos. Hemos metido en la maleta todo lo que habíamos comprado para el esquí y resulta que nos hemos dejado los gorros fuera. Me he dado cuenta ordenando las cosas de su habitación y encontrarme con los gorros escondidos. Pobre Vale… con la cabeza fría se le habrán ido las ideas.

He estado en contacto con ella toda la semana. Se la está pasando estupendamente y eso que se ha caído más en estos días que en toda su vida junta. Vuelve hoy por la noche y no puedo más de ganas de verla. No hay fotos porque también se olvidó llevar la cámara.

El viaje de Papá Conejo es un tema aparte. Un mes entero sin mi amor… estoy tan triste sin él, que con cualquier cosita lloro. Estaremos sin Hugo estas fiestas y se me hace eterno. Cuento los días para volver a verle como si tuviera quince años… es inevitable.
Hoy cumple 33 años y estamos tan lejos! Cómo quisiera abrazarle y cantarle el cumpleaños feliz!
Mi vida: pásatelo bien y disfruta mucho tu día. Te amamos.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Educar a una adolescente

Papá Conejo y yo tenemos un poquito de cada. Por un lado, pasamos las rabietas de los dos años y por otro, enfrentamos la difícil tarea de criar a una adolescente. Como de adolescentes no tenemos mucha idea y vamos improvisando sobre la marcha, leemos todo aquello que nos interesa sobre el tema y que parece rescatable.

Nos encontramos con muchos escritos cuyo mejor mensaje es "doma a tu hijo y serás feliz", pero también con valiosos artículos que nos hacen reflexionar, intercambiar ideas y ponerlas a debate. Tenemos una pequeña "escuela de padres" montada en casa: Papá Conejo y una servidora somos alumnos de todos estos gurús virtuales y hoy me gustaría compartir con todos este artículo de uno de los favoritos: Bernabé Tierno.

Llevo el papelito en el bolso - una fotocopia muy subrayada y leída- y me obligo a repasarlo cada vez que puedo...

Educar a un adolescente
BERNABÉ TIERNO 14 de septiembre de 2007

- Lo primero que hay que tener en cuenta es que estamos ante un ser frágil, muy sensible e inseguro, bastante desconcertante y con poca capacidad para controlarse y para resistir a las frustraciones. No le critique, ni le agobies. Intenta siempre el diálogo y las buenas maneras, sin perder la firmeza.

- Jamás te tomes sus palabras y actitudes como algo personal. Está afirmando su personalidad y por eso tiene esas expresiones de “fuerza” o de displicencia. Es sólo una pose. No te importe reconocer tus propios errores ante el adolescente para que te vea cercano y él reconozca también sus fallos y limitaciones.

- Déjale hablar, escúchale atentamente y por favor, no le juzgues ni condenes y mucho menos le descalifiques. Transmítele lo que piensas y confía siempre en sus capacidades y en su cordura y sensatez. Dile que sabes que es capaz de aprender de sus errores.

- Si tienes que corregirle en algo hazlo siempre después de haberle reconocido algún mérito o cualidad. Confía en su capacidad para corregirse y dile que tú, como cualquier persona, también te equivocas.

- Enséñale a establecerse límites a sí mismo, desde el ejemplo claro de cómo tú te estableces tus propios límites.

- Utiliza siempre su experiencia, su opinión y su criterio como punto de partida y dile en qué aspectos estás más de acuerdo con él. Después le razonas tus propias ideas, pero sin dogmatismos ni imposiciones.

- Si compartes con él tus vivencias pasadas, cuando eras adolescente como él, tus fallos, tus temores, tus éxitos, tus dudas, tus crisis y aventuras, lo más probable es que él también lo haga y establezcáis una estupenda relación padre-hijo.

- Dile que te encanta que tenga su mundo, sus secretos y sus amigos y que comparta contigo y con su madre lo que le parezca oportuno. Respeta siempre su intimidad.

- Los padres y educadores con autocontrol, cercanos, sensibles, responsables y disciplinados son el mejor y más práctico referente para el adolescente. Mostrarnos ante él como humanos, imperfectos y con limitaciones, le tranquiliza y le ayuda a crecer interiormente como persona.
Ilustraciones: Valeria Varita, de Ema Thompson.

martes, 2 de diciembre de 2008

Mírale las manos...


Hay días que las rabietas de la pequeña me superan y llego a dudar de todo lo leído, de todo en lo que creo. Hay días en los que me cuesta mucho hacer el ejercicio diario de paciencia que dicen los autores... cuando estás cansada, has tenido un día horrible y llegas a casa y te espera más....

Se me juntan las palabras, la impotencia y la lágrima en un solo tiempo y quisiera gritar como una loca, huir o tirarme por la ventana.


Por eso, el consejito que me dio mi buena amiga Maximoto, de mi grupo Las Ocho Grandes, y que a su vez le fue dado por Andorra -otra mamá amiga-, ha sido emocionalmente demoledor.

"cuando te sientas así, cuando veas que o te tiras a las vías del tren o te desquicias... cuando sientas que ya no puedes más, antes de gritar o de perder el control: mírale las manos.

Cuando veas lo pequeñitas que son te darás cuenta de lo pequeña que es, de lo poquito que basta para hacerle daño."

Este ejercicio de mirarle las manos, las manitas pequeñas de niña de 2 años, ha sido más radical que cualquier capítulo de los libros que leo. Me ha desarmado completamente.

Pero además, después de verle las manitas no puedo evitar abrazarla y sentir que la apretujo con todo mi corazón... y amarla hasta el infinito. Porque ella, es mi hijita... mi chiquitina.

No quiero hacerle daño jamás...

Ausente, pero no.

  No entro mucho por aquí aunque lo estético sea estar presente en redes. Y lo que sucede en realidad es que los días pasan rapidísimo y no ...