Agosto ha sido un mes muy movido. Un viaje en mi familia, no planificado y urgente, me ha dejado a cargo de cuatro hijos: dos mías y dos sobrinos de 8 y 10 años. Durante casi un mes he sido mamá soltera de cuatro niños y lejos de sentirme agobiada, he sido feliz y he disfrutado muchísimo la aventura.
Ha sido divertido pasear con ellos y sorprender a la gente mirando, entre divertida y curiosa, a mi prole. Escuchar comentarios menos bien-intencionados como "tan joven y con cuatro" (gracias señora, por lo de joven, digo), entrar a los autobuses en fila india, pedir menús en la hamburguesería y recordar qué muñequito es de quién, jugar al fútbol, escuchar historias fantásticas una y otra vez...
Me he sentido completa. Dos niñas y dos niños. Era esa la familia que me imaginaba cuando aún no tenía ninguno y jugaba a las muñecas. Era esa la familia que quería cuando ya nacida Pioja, se anunciaron dos que no pude ver nacer. Son esos dos hijos lo que sentí que me faltaban y que me hubieran hecho Mamá de cuatro.
Durante estos días al mando de la tribu, he aprendido a ver las cosas desde la perspectiva de niño, de aprender su lenguaje y su visión particular de la vida. Hemos disfrutado paseando por los museos de Madrid, averiguando nuevas calles, visitando animales, reconociendo plantas y conociéndonos todos un poco mejor. Han sido hermanos de Pioja y Piojilla y han compartido sus juegos y algún que otro mal rato por un solo juguete para tanto niño.
Pioja, ejerciendo de semi-madrecita, poniendo orden a todo, igual de divertida que yo, ha sido hermana, hija y madre de todos. También le ha gustado ser hermana de tres.
Sí; la hemos pasado genial y ahora que han vuelto a casa, notamos su ausencia. Un solo detalle... no me da tiempo de tener actualizado el blog ;-)
1 comentario:
NOrmal que no te diera tiempo de actualizar el blog con cuatro pequeñines!!
Me alegro de que hayais disfrutado de la experiencia!
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