Acabo de dejar a la pequeña piojilla en el cole. Su primer día de clases y la primera en volver al "mundo real". Miento; el pobre Papá Conejo fue el primero en volver al trabajo, pero de momento no se ha quejado. Sólo una noche antes mencionó que le daba pereza.
La Pioji ha ido un poco zombie. Normal... durante las vacaciones nos hemos olvidado de las horas, comiendo cuando podíamos, durmiendo tardísimo, paseando cuando los demás vuelven a casa... viviendo en el mundo al revés en el dulce caos del que no tiene nada que hacer.
Esta semana - y tal vez la anterior también - ha estado muy ñoñita y mimosa. Llorando sin lágrimas y volviendo a ser bebé. Por un lado, con celos de su primo recién nacido y por otro, celos de su hermana que en este último mes ha requerido también toda nuestra atención.
Pero anoche, antes de dormir, era la misma niña risueña de siempre y tuvimos un buen rato de paz. ¡¡Qué bien!! En la víspera del primer día nos hemos relajado todos.
Y ahora acabo de entrar a casa y hay demasiado silencio. La mayor duerme todavía (ella comienza el 16); sólo se oye mi teclado y un poco del ruido de la calle. Definitivamente los hijos dan vida a la casa. Estamos en septiembre... y es raro que sea ahora cuando comienza el año.
Se hace duro, no sólo por la vuelta a la rutina, sino también porque "la cuesta de la vuelta a clases", cada año es más empinada. Hay que comprar de todo; lo que más me duele -y me indigna, vaya negociado editorial- son los libros: los del año pasado no le valen a nadie. Mi Pioja mayor los deja prácticamente nuevos, pero como están con los ejercicios resueltos, las actividades hechas y las páginas de arrancar, arrancadas... pues ya no se pueden volver a usar. ¿Qué hago con ellos? La pequeña usa otros materiales, todo reciclable y hecho por ellos mismos; comparten colores, crayones y demás. Hay menos problema.
Con ropitas y uniformes sufro menos. No es que sea una rácana, pero me gusta pillar ofertas, ver mercadillos, outlets, reciclar cosas. La piojilla va siempre cómoda y gasto muy poco en sus cosas. Con la mayor tampoco tengo mayor gasto. El uniforme se compra en su cole y lo venden 2 veces más barato que en los grandes almacenes. Lo demás lo compramos según la necesidad durante el año. La Pioja no suele tener gustos ultra caros. En lo que más gasto para ambas -sin escatimar, además- es en zapatos.
Y bueno...vuelvo al primer día de la chiquitina: Se ha quedado tranquila y contenta; reconociendo a los amiguitos del año anterior y mirando los juguetes que hay en su nueva clase. He visto algún niño nuevo. Noto que alguno ya no está (la famosa crisis y sus tentáculos).
Con todo el cariño del mundo le ha recibido Isabel, su nueva profe y a quien ya conocía de los momentos de recreo, dándole la bienvenida con un montón de besos. ¡Cómo has crecido! le ha dicho.
Hoy la recojo temprano por ser el primer día. Desde el lunes vuelve al horario completo porque yo también vuelvo a trabajar... ayyyy con lo que me apetece quedarme en casita...
Tengo un poco de frío; eso me recuerda que el otoño está a la vuelta de la esquina. Se acaban las vacaciones y todo vuelve al ritmo normal.
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