jueves, 21 de mayo de 2009

Adolescencia

Siempre quise ser mamá. Tal vez por eso, antes de enterarme de que mi Pioja mayor venía en camino, ya había leído, visto y escuchado muchas cosas sobre la maternidad. Cuando vi aquel “positivo”, me asusté, pero dos segundos después la alegría me invadió como nunca antes. Quise a ese pequeñísimo ser desde ese momento.

Le escribí una carta inmensa que yo llamé "diario de abordo", para que cuando sea mayor leyese cómo me sentía, cómo le soñaba, cuánto amor le esperaba al salir de su nido. Hace dos días releí esas notas que durante nueve meses dediqué a mi hija. Desde la primera página hasta la última, este diario es un canto de amor a aquel regalo de la vida; páginas escritas desde mis inexpertos 18 años; con diferentes tipos de letra y de boli, según mis estados de ánimo y del momento en que vivía. Era una niña.


Fue duro. Ahora me doy cuenta de que no me imaginaba así este camino y que la maternidad verdaderamente consciente no llegó hasta que nació la piojilla pequeña. Fui madre de manera instintiva, casi salvaje. Y gracias a que soy terca y a que todo y todos me daban igual, no sucumbí a los miles de consejos "bien intencionados" que entonces me dieron.
Simplemente me dejé llevar por mis sentimientos hacia aquel pedacito de carne y no me cansé de acunarle, de llevarle, de mecerle... hasta que no entró más en mis abrazos y fui yo la que empecé a perderme en los suyos.

También me equivoqué - y me sigo equivocando - mil veces. Y creo que no hay nada más difícil para una madre que el saber que has hecho algo mal y que el peso de ese error recae en tus hijos. He rectificado cientos de veces y desandado mis pasos. No siempre he sido la madre que prometí ser.

Aquel diario tiene ya muchos años. Tiene fotos y dibujos de entonces. Lágrimas secas... lástima que no puedan verse las risas. Hubo cosas que no conté porque pensaba (y tal vez lo haría de nuevo) que no valía la pena poner las cosas malas. Quería que fuese un diario feliz. No mentí, sino que simplemente omití aquellos momentos que me hicieron sufrir, los comentarios, las miradas, las palabras, los silencios... pero los recuerdo. Cuando releo, vuelven a mí aquellos detalles que no mencioné o las razones por las que maticé las ausencias y la tristeza.

...

Miro atrás y me da la impresión de que han pasado cuatro días y no catorce años. La adolescencia me ha pillado por sorpresa y me hiere. No me alcanzan las tiritas para parchar el corazón. Muchos días soy incapaz de comprender sus sentimientos encontrados y no puedo ser la mamá perfecta y empática de los libros. Me desubican sus cambios de humor, sus enfados repentinos. Justo cuando estoy a punto de darme por vencida, me abraza y soy la mejor mamá del mundo.

Me agota su ambivalencia y quisiera darle mil besos. Explicarle que no puedo decir a todo que sí y que por favor no me lance miradas horribles por eso. Que me preocupo por cada lágrima y me alegran sus alegrías. Que la veo hermosa y que deje de pensar en las flacas de la tele, que no son de verdad. Que miro su vida desde una distancia prudente para que no piense que soy una entrometida, pero que tampoco quiero parecer lejana. Es que no sé qué distancia es buena… Quiero estar ahí, para cuando me necesite, sin interferir… aunque lo que me apetezca sea adivinar sus pensamientos, ser una más de la panda, volver a tener 14 años.

Y no. Soy mamá y estoy perdida.

A mí la adolescencia me duró muy poco. Siempre digo, bromeando, que mi último recuerdo antes de ser madre, es del colegio. Lo digo como un chiste, pero es totalmente verdad. Fueron años hermosos que recuerdo con cariño y por eso quiero que ella los disfrute y los viva intensamente.

Sé que necesitaré primeros auxilios más de una vez y que mientras estos años pasen, tendré que hacer de tripas corazón: guardarme los miedos; desempolvar nostalgias y mis viejos diarios de cuando, en mi tripa, era sólo un botón.

Dejarla vivir y comprender que, ahora, es su momento.


:-)

5 comentarios:

Bóboli comunicación dijo...

Felicidades por el blog y por las dos peques. Es bueno recordar todo aquello que te ha hecho feliz en la vida.

Un saludo. Boboli

Doria dijo...

Clau, qué blog más maravilloso... y cuánta energía positiva transmite. Me has sacado una lágrima amiga. UN BESOTE PARA TI Y TU GRAN FAMILIA, y adelante con este proyecto tan lindo. Lo recomendaré a todas las mamás que conozca. MIL BESOS. Doria.

Anónimo dijo...

ufff, que bonito lo que escribes. la primera parte me ha emocionado. verte tan joven, con tu bebe, con tu diario... es enternecedor. y que contrastes, no? en la segunda parte veo una madre honesta, cargada de sentimientos, que va a luchar por encontrar el camino para sentirse segura. que dificil encontrar la distancia justa!

un abrazo

maite

Begoña dijo...

Precioso! Tus hijas deben estar orgullosa de ti, de verdad. Se ve tanta honestidad, y tanta preocupación por ellas, en lo que escribes...

A mi la adolescencia de mi niño de 9 MESES ya me procupa!!!

Recuerdo como he sido yo y me da pánico pensar en como será mi hijo.

Enhorabuena por el blog y por ser la madre que eres.

Besos

Más aventutas y desventuras de una madre primeriza en:http://ahoralamadresoyyo.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Hermosisimo el blog, uno de los mejores que he visto. Sumamente emotivo y encantador. Desde Argentina, un abrazo afectuoso! Sabrina

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