lunes, 19 de abril de 2010

Embarazo adolescente y cole

Tres minutos eternos. Dos líneas en una tirita de papel: Positivo.
Parece que no son nada, pero cambian la vida para siempre; se tome la decisión que se tome.
Decidir tener un hijo con 16 años es un paso que requiere mucho valor. Especialmente en una sociedad como la de hoy, en la que -independientemente del juicio moral que nos provoque el hecho- es cada vez más fácil abortar.
Decidir tener un hijo con 16 años requiere también un alto grado de sacrificio y entrega; tal vez más que en una maternidad deseada y buscada. Pasotismo ante las miradas de desprecio (sí, desprecio) y alegría ante aquellas que dan cariño y apoyo.

Hace unos años mi mejor amiga decidió que ese sería su camino y se convirtió en madre. Recuerdo su lucha diaria y sus lágrimas. Recuerdo su ilusión y el miedo...
Después de 12 años de compartir las aulas, su nuevo estado fue señalado como "inaceptable" en nuestro colegio privado y católico. Le invitaron a irse faltando sólo unos meses para la graduación. No permitieron que su foto saliese en el anuario ni en el cuadro de la "promoción".
Nuestra clase, contestaria y rebelde, se puso en pie de guerra. Amenazamos con todo tipo de huelgas. Protestamos, nos rasgamos las vestiduras, suplicamos... Fue vano. Seguramente nuestro intento fue inútil porque ningún padre o madre nos apoyó. A ninguno le pareció mal que una niña de 16 años fuese estigmatizada por su pronta maternidad.  Yo entonces lo califiqué de doble moral e injusticia. Muchas de nosotras no éramos vírgenes... simplemente habíamos tenido más suerte.

El año siguiente, apenas terminadas las clases, me quedé embarazada y decidí tener ese bebé. Entonces ya no tenía que dar explicaciones en ningún colegio y no hubo problemas en asistir a la universidad con mi incipiente barriguita. Otros tres de mis amigos, compañeros de clase, se embarazaron ese mismo año y todos decidieron afrontar el reto de tener a sus hijos. Hacer el amor conlleva ese riesgo, se tenga la edad que se tenga, se pongan los medios que se pongan...

Cuento esto porque hace unos días recibí el link de un programa (dramatizaciones de casos reales) que no hubiera merecido mayor atención si no fuese porque contaban (como en un juzgado) el caso de una niña embarazada, alumna de un colegio privado a la que intentaban echar por su estado de gravidez. La madre -muy joven- increpa a la directora del colegio y le exige que readmita a su hija y le permita graduarse con sus compañeros de toda la vida. El chico "culpable" de aquel embarazo era también un niño del cole, pero no había sido castigado ni reprendido por ello. Después de un montón de argumentos falaces en contra del embarazo y sus posibles consecuencias como "mal ejemplo" para los otros niños, después de un debate polémico, el juez decide.  Su decisión me emocionó. Qué diferente hubiera sido la historia si un solo adulto hubiese defendido el derecho de mi amiga como este juez lo ha hecho. Le aplaudo desde aquí. La niña debería ser readmitida de forma inmediata porque ningún ideario puede vulnerar los derechos fundamentales del ser humano.

Para terminar la entrada, he de contar lo que sucedió más tarde. Mis compañeros de clase, aquellos embarazados al mismo tiempo que yo, se graduaron todos de la universidad y actualmente son exitosos profesionales y señores padres/madres de familia. Me incluyo.

Mi mejor amiga, de la que estoy profundamente orgullosa y a quien admiro muchísimo, no sólo terminó el colegio en otro centro, sino que además obtuvo dos licenciaturas: una en derecho y otra en sociología. Está casada con el chico que entonces era su novio y con el que lleva 20 años de relación. Tiene dos hijos: aquella niña que esperaba, que es hoy una hermosa mujercita de casi 17 años, y un pequeño de 6.  Tiene mucha más estabilidad emocional y material de la que muchos quisieran...
A veces, cuando hablamos por teléfono nos acordamos de todas estas cosas y nos da la impresión de que el tiempo no ha pasado. Conservamos el espíritu joven de entonces y tal vez por eso, podemos entender a nuestras hijas mejor de lo que nos entendieron a nosotras.
Querida amiga, brindo por tí, por tu maternidad y por tu fortaleza. Te quiero.

Pd. Todo esto sucedió en Bolivia... muy lejos de aquí. Pero para quien piense que son cosas que pasan sólo en tierras lejanas, dejo este dato: En España, la edad media del primer contacto sexual es de 14 años y cada 18 minutos se queda embarazada una adolescente. No tapemos el sol con un dedo, no sea que recibamos una lección de humildad.  

miércoles, 7 de abril de 2010

El juego del miedo

Por Clau707

Hubiera querido poder escribir esta entrada desde la objetividad, pero ha sido imposible. Pido disculpas de antemano.

Vivo rodeada de médicos. Trato de no quejarme de mis males, porque siempre terminan diagnosticándome, aunque yo no lo haya pedido. “Deberías tomar…” “Deberías hacer…” “Si no tomas…” Bromeo en este sentido soltando de vez en cuando mi frase favorita para ellos: Veis un grano y es un tumor.

Parece ser inevitable tratar, curar al enfermo, salvarle la vida. Inevitable y urgente. Aunque no lo demande. Aunque no le apetezca seguir la indicación –qué irresponsabilidad- o prefiera otra: una segunda opinión.

Cuando hablamos de embarazo y parto las cosas son aún más difíciles para la “paciente” (¿enferma de qué?). Los procesos normales se convierten en patológicos y nos analizan más de la cuenta, nos fotografían por dentro y por fuera, nos indican cómo, dónde y cuándo, nos vitaminizan, nos observan. Nos regañan. Nos infantilizan. Nos meten miedo.

Hasta nuestro correo llegan testimonios todos los días. Muchas mujeres- siempre demasiadas- nos cuentan historias de consulta como estas (todas reales):

Sanitario: ¿Edad? 36! ¿Sabes que eres primípara añosa, no? Estás en grupo de riesgo, así que vete haciendo a la idea de que será una cesárea.

Sanitario: Eres pequeña. Con esas caderas no podrás parir un bebé como el que traes.
Ella: (Silencio. Piensa en su madre, de la misma estatura, que tuvo 4 hijos en parto vaginal. Ninguno pesó menos de 3 kilos y medio. No dice nada. Está de 3 meses)

Sanitario: A ver mamá, sube el culete. ¿Pero de qué te quejas? Si esto no es nada, hombre. ¿No eras de las que no quería epidural? ¡Pues ya verás cómo la pides!

Sanitario: ¿Cómo que no quieres hacerte la ecografía? ¿No sabes que te podemos denunciar por poner en peligro la vida de tu hijo? ¿Y te lo quitan ehh? Aquí en España las cosas son diferentes.

A veces son intimidaciones veladas, disfrazadas de buena voluntad. Otras, son amenazas en toda regla. Sin pudor y con total alevosía. Están haciendo lo mejor. Es la madre la irresponsable. Todo un efecto nocebo.

Las madres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos. Estamos dispuestas a hacer lo que tengamos que hacer para que todo salga bien. Anulamos nuestro instinto, nos volvemos dóciles y tímidas. No importa si es una alta ejecutiva con cien hombres a su cargo, o si es la inmigrante que acaba de llegar. Bajamos la cabeza. Somos carne de cañón.

Nos hacen el parto. El juego del miedo es un juego de poder. Es parte de la naturaleza humana; de aquella naturaleza de épocas remotas. Establecer jerarquías, dominar el terreno, imponer reglas. Cazar a la presa.

Perlas en otros lugares: http://myobsaidwhat.com/
Para enviarnos aquellas que has escuchado: blog@elpartoesnuestro.es

jueves, 1 de abril de 2010

La abuelita cumple años

¿Qué hacer para la madre que lo da todo y está siempre allí? ¿Cómo hacer especial el día maravilloso de su cumple? Habíamos hecho toda clase de planes: llevarla a un restaurante, éste mejor... no mejor aquel.
Así que nos descolocó mucho cuando de repente nos dijo que quería comer en su casa, como cualquier día. Y además: Cocido.
Mmmm qué menú de "andar por casa"... y que poco glamour para una celebración tan importante.
Entonces se nos ocurrió la idea brillante de preparar cocido. Ok. Pero no un cocido cualquiera; no. La abuelita, mi madre, se merece lo mejor. Así que contratamos un chef. Un cocinero profesional que nos hizo El Cocido.

Elegimos "Sueños de Cocina", a quienes conozco gracias al cole maravilloso de mi hija pequeña. Nos preparó un entrante consistente en: magdalena de tomate seco, magdalena de aceituna negra y croqueta de Idiazábal.  A continuación un Cocido "de verdad", bueníiisimo, presentado con fanfarrias por Nacho, el hacedor de los manjares, y servido en una vajilla especial también del catering.
Cerró la comilona un estupendo postre de mango (Texturas: espuma, mango estofado y gelatina también de mango) y la entrada triunfal de un bizcocho de chocolate, relleno con mermelada de frambuesa y decorado con velas para la cumpleañera.
A mi mamá le encantó. Emocionada con el detalle, alabó cada plato y brindamos no sé cuántas veces.

De regalo, le entregué algo muy sencillo pero con muchísimo significado: La ampliación de una foto vieja a la que ella le tiene profundo cariño y que tenía muy muy guardada. La imagen de su madre, (mi abuela, que murió hace unos años) ella, y yo, con apenas unos días de nacida. Tres generaciones de madres y un mensajito:  Las madres son ángeles guardianes eternos. No importa donde estén, siempre están presentes.  Mi madre, mi ángel: lo está.

Ausente, pero no.

  No entro mucho por aquí aunque lo estético sea estar presente en redes. Y lo que sucede en realidad es que los días pasan rapidísimo y no ...