Me ha llegado el texto de una madre que generosamente ha querido compartir su experiencia como donante de leche materna después de una muerte gestacional.
En la
Semana Mundial de la Lactancia Materna, que este año tiene como lema:
Construyendo alianzas para proteger la lactancia: por el bien común, sin conflictos de interés -"Juntos podemos hacer que la lactancia sea sostenible", me parece importante este testimonio para que se conozca que este tipo de donación es posible y que puede ser de ayuda en el duelo, especialmente si se cuenta con profesionales empáticos y respetuosos alrededor. Es un texto potente y lleno de amor que copio tal cual me ha sido enviado para no modificar ni el sentir ni el deseo de la madre al compartirlo.
Gracias Paola por ponerme en contacto con esta madre.
Y un millón de gracias Yessi por tu generosidad y amor.
Al amor por el dolor…Mi experiencia de donar leche materna, tras la muerte
gestacional de mi pequeño Miguel
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Recuerdos de amor... |
Nunca
sabré cuándo el corazón de mi hijo dejó de latir en mi vientre. Yo me alarmé aquél viernes 4 de noviembre por
la noche, porque después de cenar no notaba sus movimientos y él cuando yo
comía, se ponía muy contento. Ya en el
hospital, al que acudimos de urgencias, los médicos confirmaron que su pequeño
corazoncito había dejado de latir con 34 semanas, seis días y 2.600 kg de peso,
y mi vida se precipitó al vacío más aterrador y absoluto del cual aún hoy lucho
por salir. Verle fue un gran alivio… era
perfecto. Tres malditas torsiones del cordón umbilical, imposibles de detectar,
según la autopsia. Desde entonces hasta ahora, vivo en una pesadilla de la que
tengo, de vez en cuando dulces despertares, gracias al amor de mi marido y mi
otro hijo Juan Antonio, con quienes comparto lo bueno que tengo y con quienes
me curo de lo que me hace daño. Una
mamá, que es todo corazón, llamada Cheli Blasco; me motivó a contar mi
experiencia de donar la leche.
En
medio del dolor que suponía no tener a mi hijo con vida, tuve la noche de la
vuelta a casa, tres días después del parto; una ingurgitación mamaria severa,
pese a la medicación que se me había administrado para atenuar la bajada de la
leche materna. No sabía qué hacer, pues
una solución era utilizar el sacaleches, pero se me aconsejó en el hospital, no
estimular las mamas de ninguna manera.
Durante
el tiempo que estuve pensando qué hacer, vino a mi mente la posibilidad de
donar la leche materna, si aún podía hacerlo.
Tenía dudas si habiendo tomado cabergolina, podría donar la leche. Al ser víspera de festivo y de noche (8 de
noviembre 2016) no pude obtener información telefónica para saber si podría
donar la leche o no. Aguanté la noche como pude con paracetamol y
al día siguiente llamé al Hospital General de Collado Villalba y la persona que
me atendió, se sorprendió que le preguntase por un Banco de Leche Materna. Al final decidí ir con mi marido al Hospital
donde había parido, para informarme sobre la donación y me orientaran qué hacer
con las mamas. Una matrona me ayudó a base
paños fríos y calientes a reducir un poco el dolor y despejó mi duda sobre
donar la leche, sí se podía!.. Contenta
porque se podría aprovechar mi leche, continué en casa aliviándome con calor y
frío y el jueves siguiente, llamé al Hospital 12 de Octubre, donde la Dra.
Clara Alonso, responsable por entonces del Banco de Leche Materna, me orientó
sobre mi petición y me citó para una entrevista al día siguiente. Mi marido Antonio, me acompañó en todo momento
y me apoyaba mucho.
La
atención de la Doctora Alonso, fue muy amable, primero quiso hablar de lo
sucedido con mi pequeño Miguel, fue muy cercana. Le sorprendió que en el Hospital Puerta de
Hierro de Majadahonda, nadie nos hubiese remitido a un grupo de duelo para
padres, ni nos derivaran a ningún servicio psicológico de seguimiento. Nos comentó su interés por informarse de las
próximas sesiones en el Hospital Doce de octubre y que nos diría más adelante
la forma de acceder a esta atención profesional tan necesaria en nuestro
caso. Posteriormente, nos contó cómo
funcionaba la donación de leche materna y los requisitos que se debían reunir
para ser donante.
Tras
realizar la entrevista, se me practicó una analítica de sangre y se me explicó
todos los pasos a seguir para una adecuada extracción de la leche para
donar. Ese mismo día, pese a que debía
esperar para saber si era admitida como donante, se me indicó que podía empezar
a sacarme la leche y almacenarla. Para
esto, se me facilitó todo el material necesario.
A
los pocos días, recibí una llamada de la Dra. Alonso comunicándome la admisión
como donante. También recibí en casa
unos días después, una carta tipo donde se me comunicaba por escrito, dicha
admisión, pero que por su contenido, era la misma que enviaban a madres con
bebés nacidos vivos. Este hecho no me
afectó mucho, pero si fui consciente de ello y me entristeció un poco. Supuse
que no era muy habitual, tener donantes de leche materna cuyo hijo hubiese
fallecido.
El
proceso de extracción de la leche fue muy positivo para mí, mi entorno más cercano
lo comprendía y me apoyaba. Pese a ello,
también hubo amistades que no lo entendían y consideraban que lo único que
quería era recrearme en mi dolor. Y
sucedió, como casi siempre que tomo una decisión desde el corazón; todo lo
contario. Las extracciones de leche me
daban una ocupación en mis días más tristes.
Me llenaba de esperanza saber que, si hacía todo correctamente, aquella
leche iba a servir a muchos pequeñitos que por diversas razones no podían ser
alimentados por sus mamás o necesitaban ayuda extra. No sentía en ningún momento que confundiese
las cosas, y tenía la certeza y la paz de que mi hijo Miguel estaba de acuerdo
conmigo en aquel objetivo.
La
entrega de biberones y la recogida de nuevo material, durante los casi dos
meses que realicé la donación, fue siempre muy cómoda y no me importaba para
nada la distancia de mi domicilio hasta el hospital, para hacerlo con
gusto. Algo muy positivo había en todo
ese esfuerzo que me movía, me daba felicidad y sin saberlo, me ayudaba en mi
duelo. Desde el Banco de Leche, todo
fueron siempre facilidades, incluso para aparcar el coche en la puerta, pues salía
una profesional con un carrito a recoger la leche a pie de rampa en el Área
Materno Infantil para que no tengas ni que bajarte del coche o te facilitaban
un pequeño descuento en un aparcamiento cercano. Todo
se coordina telefónicamente y en función del número de biberones, podías
llevarlos cada quince días.
Decidí
dejar de donar la leche materna cuando después de la primera regla del posparto,
tuve una disminución importante en la cantidad de leche que me extraía y vi,
con cierto malestar, que era el momento de dejarlo. En el Banco de Leche, me habían dicho que el
tiempo de donación era voluntario y que si no me encontraba cómoda o ya no
quería hacerlo podría dejarlo cuando quisiese.
De
no haber disminuido de forma tan importante, la cantidad de leche, creo que hoy
estaría donándola sin problema, pero éste hecho tan objetivo, me hizo darme
cuenta que quizás mi cuerpo ya había cumplido su cometido natural.
Mi
matrona, Pilar Toledano me ayudó mucho en este proceso, aplaudió mi decisión e
incluso me fue comentando consulta tras consulta los beneficios para mi cuerpo
y su recuperación, con la extracción de la leche. Me comentó por ejemplo, que al amamantar o extraer la leche se produce
una liberación de oxitocina que ayuda a las contracciones del útero y a la
estabilidad emocional, hay un menor sangrado durante el puerperio, la
distención del útero se va reduciendo progresivamente y se previene un futuro
cáncer de mama.
Cuando
tomé la decisión de dejarlo, mi matrona me aconsejó hacerlo poco a poco y fui
paulatinamente reduciendo las extracciones diarias. Cuando estuve preparada, coordiné la
devolución del material y los últimos biberones con el Banco de Leche. Como el día que disponía para entregar todo
era víspera de festivo, tuve que ir al Área de Neonatos, porque el Banco estaba
cerrado al público esa tarde. Allí, la
pediatra de guardia me atendió muy amablemente y recogió todo el material y la
leche. El destino quiso que ese día,
viese con mis propios ojos a los beneficiarios de mi donación, pues tuve que
atravesar un pasillo con diversas salas donde habían muchos bebés prematuros
luchando por sus vidas. Al lado estaban padres y familiares con caras de
esperanza y angustia que no olvidaré jamás.
Estaré
siempre agradecida a la Dra. Alonso del Banco de Leche del Hospital Doce de
Octubre, a mi matrona Pilar Toledano del Centro de Salud Sierra de Guadarrama
de Collado Villalba, a mi marido Antonio y a mi madre Carmencita, por sus cuidados
en éste momento tan delicado de mi vida. También a mi hijo Juan Antonio, porque
con sus tres añitos fue capaz de acompañarme sin drama, preguntar sin miedo…pintando
a mi lado, cuando me extraía la leche para otros bebés que tenían que crecer.
Según
supe después, por una carta de agradecimiento, que me remitió el Banco de
Leche; mi donación ha beneficiado a 22 bebés.
No sé, si por un día a todos o por varios días o quizás por unas horas…
pero ha sido un regalo saberlo, un regalo con el que no contaba y que pude
compartir con mi familia y mi pequeño angelito Miguel, leyéndole en silencio
aquella noche, el cuento “Hermanos de
Leche” cuando todos dormían, en ese momento especial donde nos abrazamos
con el alma.
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