martes, 8 de junio de 2010

Parir sin miedo, Parir con placer

A los once años, soñaba con parir. Tal vez porque me críe viendo embarazadas entrando y saliendo de mi casa, o porque muchas veces espíe a mi madre mientras charlaba con mujeres puérparas y sus niños recién nacidos a la teta. Las veía poderosas, femeninas, bellas.

Recuerdo que alguna vez, con esa edad, le comenté a mi mamá cómo quería que fuese mi parto: música suave, luz bajita y bañera grande. A ella le pareció una magnífica idea. Mi mente infantil imaginaba así, de forma instintiva, cómo me sentiría más a gusto en el día del nacimiento de mis futuros hijos.
Pocos años después, embarazada de mi pioja mayor siendo todavía adolescente, tuve la suerte de tener a mi lado la mejor doula, la mejor matrona, la mejor médica que pudiera tener cerca: Mi madre.

Durante el embarazo, los "cursos de preparación al parto" que tuve consistieron en largas charlas sobre todos mis temores, mis ilusiones, mis ganas locas de ver nacer a mi bebé. Me puso vídeos y slides de partos felices en los que salían mujeres sonrientes y bebés acabaditos de salir del horno, sin bañar ni vestir, cogidos del pecho de mamá. Leí a Verny y "la vida secreta del niño antes de nacer", y me pasaba horas escuchando a Mozart y escribiendo un diario de "a bordo".

No había tenido la oportunidad de hablar con nadie de partos ni similares. Mi única experiencia en el tema había sido, meses antes, la cesárea de mi mejor amiga. Nunca hablamos de ella porque una vez que le pregunté me dijo que había sido horrible. Así que evité tocar el tema de nuevo. Mi cerebro estaba "virgen" de historias terroríficas y los libros sobre embarazo y nacimiento que habían en mi casa (y que me ocupé de escudriñar desde la infancia) hablaban sobre el parto "sin temor". Cuando alguna vez pregunté a mi madre sobre el dolor del parto, ella siempre me contestó que es una sensación de gran esfuerzo físico. Pero que no tenía por qué existir dolor.
Así pensaba que eran los partos.  Y con esa fe, sin miedo y absoluta confianza en mi cuerpo y en mi madre, llegó el día.

Mi embarazo fue complicado y sufrido. No dejé de vomitar ni un solo día. He de decir además que soy de umbral bajo. No soporto los dolores, no me gustan las heridas y lloro cuando me corto con un papel muy filo. Soy un poco llorona, sí.

Pero parí. Y cómo!! Había tenido contracciones durante todo el embarazo -durezas de tripa, les decía yo- y estuve en reposo absoluto con amenaza de parto prematuro. Mi única idea de "contracción" era esa; no asociaba "contracción - dolor". Nunca me dolió nada. Sólo aquella sensación de dureza.

El día "D", 2 días después de mi FPP, había sentido pequeñas durezas de madrugada. Normalitas, pensaba. A las 5 me levanté con ganas de hacer pis, pero no salía nada. Pensé que seguramente me había enfriado. Desperté a mi madre y le dije que tenía durezas de tripa muy seguidas. "Vamos a controlarlas" me dijo, pero a continuación se durmió. A las 6 volví a despertarla y esta vez, luego de cerciorarse de cuánto duraban y cada cuánto venían, me miró y con la serenidad de quien habla del clima me dijo: Estás de parto. Así me enteré de que había llegado el momento. Yo no me inmuté porque vi a mi madre tan tranquila que pensé que teníamos para largo. De hecho se lo pregunté y me dijo que seguramente hasta medio día no pasaría nada.

Estábamos cerca de la clínica, así que primero nos duchamos, desayunamos, contamos chistes y nos hicimos fotos. No había dolor. Pero sí una presión muy fuerte por dentro. Como si me estirasen de los brazos en direcciones opuestas. Era un poco molesto, pero nada más. En el taxi, sentí que la bebé se salía -ganas de pujar- y que no podía controlarlo. 

Llegué a la clínica prácticamente en dilatación completa. Nunca me dolió nada; no sufrí, no sentí nada más que la presión esa. Sólo hubo un momento en que grité como una loca y me quise ir a mi casa: Con el único tacto que me hicieron.

Apenas terminó, la paz volvió y volví a mi planeta. Eran las 7:30 y seguía con la idea de que hasta medio día, nada. Entré en expulsivo. La sensación era tan placentera y me avergoncé un poco de sentir esas cosas en un momento tan importante. Estaba relajadísima... pero me daba pudor sentir lo que sentía, tanto que por un momento las contracciones pararon.

Copio y pego lo que escribí sobre ello:

Recuerdo que había allí un residente de 25 años, guapísimo, guapíiiiisimo (no le volví a ver, qué pena) y yo estaba en pleno expulsivo y pensando en el tío buenorro al mismo tiempo . Me dio hasta vergüenza en ese momento y pensé (jo!! pariendo y pensando en sexo! cómo se puede ser así?? cómo se puede sentir esto??) Y se me pararon las contracciones de repente. Este chico (que seguro fue el primer parto de su vida porque estaba más nervioso que yo), me trató como si fuera su novia la que paría y me decía "venga, falta poquito corazón", me cogía de la mano y me daba besitos en la frente ...fue súper cariñoso y yo feliz, sin pensar en lo extraño de ese comportamiento... 
Al pararse todo me empezó a hacer cosquillas en la barriga y las contracciones volvieron.

Tres pujos. Es extraño, pero hasta no empezar a pujar por tercera vez, no me di cuenta de que YA iba a nacer. Pensaba que estaría así, pujando toda la mañana y que hasta medio día no vería a mi bebé.
Pero cuando iba a pujar por tercera vez, mi madre sonriendo y todos tranquilos y expectantes (estaba el ginecólogo amigo de mi madre, el residente guapo y mi madre), el médico me dijo: La próxima vez que tengas ganas de pujar, nacerá tu bebé. ¡Y entonces me di cuenta! ¡¡Mi bebé iba a nacer!!! Pujé con todo lo que me dio el cuerpo y sentí el suyo atravesarme, sin dolor, simplemente un esfuerzo extraordinario que me proporcionaba alivio. Placer.
Vi el reloj de la pared y eran las 7:45. La pusieron en mi pecho; había nacido y era maravillosa. La euforia que sentí no puedo describirla.

Disfrutar de esta forma un parto es posible ¿Suerte? No. Releyendo a Casilda y "Pariremos con Placer" y A Consuelo en "Parir sin Miedo", no puedo estar más de acuerdo con sus ideas. El parir es un acto sexual y disfrutarlo debería ser lo normal.

Tengo la certeza de que parí sin dolor porque parí sin miedo. Porque confíe en mi cuerpo y en mi madre. Porque no sólo no tenía ninguna idea preconcebida, sino que mis pensamientos, eran todos positivos, libres de todo. Dejaron que mi cuerpo actuase sólo y por eso pude soltarme absolutamente. Me trataron con cariño. Me acompañó mi madre con todo el amor del mundo, aquel agradable desconocido y un médico que supo respetar mi tiempos.  No tuve vías, cables, ni  nada que me impidiese moverme en libertad. Fui dueña de mi cuerpo.

Mi útero fue una medusa vibrando, mi vulva una flor abierta.

¿Es posible parir con placer? Sí. Si nos dejan.

Feliz Semana Mundial por un Parto Respetado
Feliz Día Mundial de los Derechos del Nacimiento
(un poco tarde, pero con el mismo cariño. Clau)

8 comentarios:

María Berrozpe dijo...

Clau, es precioso. Yo tuve un parto también perfecto con mi tercer hijo, pero necesité dos partos anteriores para conseguir tener claras las condiciones que yo necesitaba para parir "de verdad". Tenemos que hablar de ello porque las mujeres no lo saben y van como cerdos al matadero, una detrás de otra, hacia partos mal intervenidos que les supone, como mínimo, una mala experiencia (y a lo peor se llevan por delante la salud de la madre y/o el bebé).

solo quiero ser FELIZ dijo...

wowwwww, creo que fue porque ya habias pensado en eso, hace años, lo habias diseñado asi y asi sucedio, pero creeme para mi una cesarea fue lo peor de lo peor!!

Anónimo dijo...

Gracias .Por compartir tu experiencia.Mucha mucha suerte...

dijo...

Maravilloso Claudia, he disfrutado enormemente leyéndote :)

Opiniones incorrectas dijo...

¡Qué bonito! Es la mentalidad con la que hay que ir a dar a luz: disfrutar del parto.

Mirihada dijo...

Maravilloso, estoy embarazada del segundo y con las ideas más claras que con el primero. Gracias por compartir algo tan bello. Y por recomendar los libros. Deseo poder leerlos antes de llegar al parto. Quisiera un parto en casa, pero no consigo quitarle el miedo a mi pareja, pero con tu relato, confío en que en el hospital podré parir bien si voy convencida de ello... Yo pasé mucho dolor, por la oxitocina sintética y el miedo que me hicieron pasar todos aquellos cables, hasta que pedí la epidural. No lo pude soportar.

GL dijo...

Hola a todas... yo tuve 3 partos sin dolor, la verdad es que nunca habia leído nada sobre partos sin dolor ni sabía mucho del tema, sólo fui al momento de parir sabiendo que ese sería el momento más especial de mi vida... fue rápido, me trataron con mucho respeto y lo disfruté increíblemente. En el momento en que nace mi bebe un placer y sensación de plenitud recorrió todo mi cuerpo. Al contarselo a mis amigas descubro que fui la única que lo vivió asi, todas fueron a cesareas innecesarias a mi entender porque tenian mucho pero mucho miedo al parto. Lo que les puedo decir es que cambie de obstetra 3 veces hasta encontrar al Dr Cantisani quien me dio la confianza necesaria para saber que no tenia que tenerle miedo al parto... él y su equipo estuvieron conmigo y mis tres partos ( uno por año) fueron excelente.

FátimayAriadne dijo...

Claudia!! que bien lo has contado!!! me siento identificada contigo, pues desde pequeña mi abuela en este caso me hizo ver lo sabio que era el cuerpo de la mujer y lo natural que era parir...De adolescente hablaba con mis amigas y siempre les dije que quería un parto tranquilo, respetado y natural... Hace 3 meses cumplí mi sueño, tuve un parto en el agua sin un solo pinchazo acompañada de mi marido y mi abuela, aquella sabia mujer que por las noches me contaba como había parido a sus 5 hijos, especialmente a mi `madre a quien tuvo en casa.

Ausente, pero no.

  No entro mucho por aquí aunque lo estético sea estar presente en redes. Y lo que sucede en realidad es que los días pasan rapidísimo y no ...