Existen dos maneras de atender un parto: Bien y mal.
Bien, es aquel parto atendido según la evidencia científica, asegurándonos de que la mamá y el bebé no sean puestos en riesgo de forma innecesaria. Respetando el ritmo normal de cada madre, el proceso fisiológico del parto y del nacimiento.
Atender bien un parto es hacer uso de las intervenciones y la tecnología, sólo en aquellos casos en los que es realmente necesario. Es tener claro que estos casos -los que necesitan intervención- son muy pocos y no la mayoría.
Atender bien un parto es acompañar a la mamá, su pareja y el bebé que va a nacer en uno de los momentos más importantes de su historia como familia.
Atender bien un parto es hacer caso de las recomendaciones internacionales y nacionales. Recomendaciones que son hechas y recogidas por expertos en la materia y no por cuatro señoras que se aburrían.
Cuando se atiende bien un parto la "opinología" no tiene cabida. Sólo hay espacio para la medicina basada en la evidencia y la vocación de servicio.
Atender mal un parto es jugarse la carrera. Es saltarse las normas y las recomendaciones de los expertos por irse temprano a casa. Es arriesgar la salud de la madre y del bebé que se atiende con cada intervención que se realiza por desconocimiento, comodidad o simple soberbia. Atender mal un parto es olvidar el juramento, asistir sin vocación al milagro de la vida. Seguir protocolos desfasados y dejar claro quién "es la autoridad". Dejar todo a la suerte.
Atender mal un parto es olvidar a las mujeres de nuestras propias familias y ver en la que atendemos "un caso". Aplicar sistemáticamente lo aprendido hace treinta años: cortar, empujar, dirigir, extraer, coser... sin plantearnos jamás si lo que se hace está o no bien hecho. Utilizar máquinas, maniobras e instrumentos cuando no hay necesidad; no informar o informar poco y mal y pretender que la madre tome decisiones bajo presión, miedo o sólo conociendo "parte de la verdad".
Atender mal un parto es desconocer que existen guías y documentos con la evidencia recogida y seguir interviniendo sin necesidad.
El derecho a un buen parir es un derecho de todas las mujeres. No es una moda de madres ecológicas, no es un derecho de madres "conscientes e informadas", no es un lujo de madres ricas, no es una idea de fundamentalistas.
También las madres pobres, las que jamás se preguntaron nada ni se cuestionaron nada sobre el parto, las desinformadas, aquellas a las que el medio ambiente les da igual, las ateas y las creyentes... todas tienen derecho a un buen parir.
Independientemente del estatus o de las creencias de la madre, debería ser bien atendida. Porque parir bien no tiene que ver con el dónde se pare, con si pedir o no la epidural o con poner o no música en el parto. Sí que tiene que ver con la clase de atención recibida... y no me refiero a un parto "educado" (que es lo mínimo que se debería ofrecer) sino con una atención rigurosa, que garantice la máxima seguridad y bienestar de la madre y su bebé. Que se deje de jugar a la ruleta rusa.
Atender bien un parto debería ser una regla y no la excepción. Y ser bien atendidas, debería ser un derecho universal y no una anécdota o tema de conversación de periodistillas mal informados.
Dejemos de hablar de partos ecológicos, de encasillar a las madres que buscan partos normales y de empezar a llamar a las cosas por su nombre.
¿Ud. que desea: Parir bien o parir mal?
Para un buen parir:
http://www.clau707.blogspot.com/p/he-visto.html
6 comentarios:
Es que yo no soy una ecomadre por parir en casa, eso es encasillamiento. Simplemente opino que sin necesidad, no me gustan los intervencionismos, que el parto es un proceso natural, parte de la vida y que si no me hace falta nadie me va a meter las manazas ahí abajo.
Efectivamente... no deberíamos encasillar ni mezclar los temas.
Parir en casa es una opción personal; sin embargo no todos los partos en casa son partos respetados o son poco intervenidos.
A veces, no nos damos cuenta de las sutilezas de las maniobras y en muchas ocasiones ocurre que como se trata de un "parto educado" en el que nos tratan con "cariño", la intervención de minimiza y se hace invisible.
Pero no hay que equivocarnos. No es el sitio lo que hace la diferencia, sino la persona que está acompañando a esa mujer.
Besos y gracias por leer!
Claudia
Lamentablemente veo un error en lo que expones...atender mal un parto no es jugarse la carrera, mientras el bebé esté bien y la madre sobreviva...todo se acepta ¿o acaso conoceis alguna sentencia condenatoria por una innecesaria para estar a las 9 en casa?
Natalia Argudo
Tengo una amiga haciendo el EIR de matrona y no dejan de hacerle escritos y llamarle la atención por respetar el ritmo de las mujeres, dejarlas elegir, permitirles parir en la cama, intentar no hacer episiotomías...está pasando 2 años de infierno entre lo que ella cree y siente que debe hacer y lo que le obligan a hacer...es una pena que todavia muchos profesionales esten tan lejos de asistir BIEN los partos.....me encanta tu blog, Claudia, un abrazo
Fantástico.
Así es.
La medicina no es sólo tratar con enfermos, sino también tratar con personas sanas, y la Maternidad es uno de los pocos campos de la medicina en la que se trata eminentemente con personas sanas.
Si ya la medicina (y quien dice medicina dice también enfermería) es vocacional, la relacionada con la maternidad debería ser el "non plus ultra" de la vocación... el que no se lo pase bien y no tenga ganas de hacerlo bien, que se vaya a casa.
Un saludo y enhorabuena!
Diario de un cacahuete
gracias por vuestros comentarios. Me ha llegado muchos e-mails porque parece ser que la ventana de comentarios no está bien... Os agradezco también vuestros mensajes.
El tema del parto normal es un tema que deberíamos difundir por todas partes y que así las mujeres sepan que -independientemente de su formación o ideología- tienen derecho a exigir un parto digno y seguro.
Compartid a los cuatro vientos esta información!!!
Sole Parole: Por favor dale a tu amiga mis respetos. Dile que no claudique; que siga en sus trece aunque tenga que llorar muchas veces por ello. Que piense en todas las mujeres que le agradecerán su compañía en el futuro... alguna podría ser hija mía o tuya.
Seguramente en unos años, ésta sea la normalidad y el parto sea nuestro.
Un abrazo grande.
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