MIS TETAS ME LIMITAN
Nunca pensé que diría esto... hacía tanto que había dejado de dar la teta, que se me había olvidado lo discriminadas que podemos ser las madres que amamantamos: Con tetas no hay paraíso.
Recuerdo que hace años, con Piojilla todavía bebé, fui a merendar a un Vips con unas amigas. Merendábamos todas y Piojilla también. Teta, claro está. De repente se me acercó una mesera (de origen sudamericano, al parecer) y me dijo en un tono de superioridad y desafío: Perdona, pero en este país no se puede hacer "ESTO". Refiriéndose al sublime acto de amamantar.
Recalco el origen de la señora por dos razones. Una: me aclaraba muy bien (viendo mi tono de piel y escuchando mi acento, supongo) "las normas" del país en el que nos encontramos y que me vio nacer.
Primera discriminación.
Dos: La señora no era española! pero había hecho suya "la supuesta norma nacional" -segunda discriminación- que impide dar el pecho en lugares tan señoriales como el que cito. Y vuelvo a recalcarlo porque en Sudamérica, bello continente del que soy originaria aunque mi DNI ponga otra cosa, amamantar en público no es ni más ni menos prohibido que dar el biberón.
Eso sí, cada vez con más fuerza y de forma más evidente, se relaciona la lactancia artificial con el estatus social y así es que se está introduciendo en el pensamiento de la gente que amamantar es de pobres. Triste realidad de la globalización.
Como de momento no existe una ley que prohíba el amamantamiento (y entonces tampoco existía) le dije con mi cara más amable "muchas gracias por su preocupación; le ruego que traiga una hoja de reclamación y llame a su encargado".
Minutos más tarde el encargado me pedía disculpas, explicando que la llamada de atención de la camarera había sido un impulso absolutamente personal, que nada tenía que ver con la empresa. Vamos, que era bienvenida a dar la teta sin problema.
¡este artilugio se llama cubre lactancia! |
He de decir que soy más o menos discreta a la hora de dar el pecho. Entre otras cosas, porque llegué tarde al reparto de tetas y no hay mucho que ver. De todas formas, y aunque no tengo en absoluto pudor por alimentar a mi prole allí donde me pidan, ya se sabe que "si no se ve pezón, no se ve teta" y sino, que le pregunten a los dueños de facebook que tienen una verdadera guerra despezonadora. Pero es que por muy grande que sea la teta, no se ve: La cabeza del niño/niña tapa prácticamente en todos los casos a las indecentes tetas alimentadoras y sus diabólicos pezones (y si de todas formas le incomoda, señora, también es muy fácil: mire mejor a la izquierda, donde está el calvo de gafas).
Cuento esto porque en esta última época en varios lugares públicos se ha llamado la atención a las madres con este tema, invitándolas a salir a las casi siempre poco agradables salas de lactancia, o en algún caso, a la calle. Se concluye rápidamente: Los hijos molestan. Y si toman la teta, más.
SER MADRE ME LIMITA
Ser madre, me limita.
Quien me conozca y sepa algo de mi historia, sabrá que fui a la universidad con la mayor de mis hijas en el regazo. Prácticamente asistió a todas las clases y el día de mi titulación, el decano bromeó con ello: Nos titulábamos dos: mi hija y yo. Nunca ningún profesor puso obstáculo alguno para que pudiera asistir a las asignaturas con mi bebé en brazos. No era la excepción: éramos unas cuantas las universitarias-madres y cuando los hijos estaban inquietos solíamos turnarnos para cuidarlos en el patio o la cafetería. ¿Raro? Antes de que penséis que "en este país no se hacen esas cosas", dejadme decir que lo hice también en la prestigiosa Universidad Complutense de Madrid y seguramente no hubo nadie más en toda la Facultad de Ciencias de la Información a quien se le haya ocurrido tamaña idea. A mí si. O eso, o no podía estudiar. Pioja mayor puede dar fe de ello.
En Bolivia solo tuve una clase en la que no me permitieron estar con mi bebé. Deontología y Ética. Así que como la clase era enorme y tenía dos puertas, yo me metía por la puerta de atrás con la niña escondida y me sentaba en la última fila, detrás del alumno más grande, para que no se me viera.
Un día la niña dijo TA.
El catedrático miro al fondo de la clase. Dejó de hablar, me miró con ojos de fuego y me gritó: ¡Salga usted ahora mismo del aula! y entonces yo pregunté por qué. "Porque su hija no entiende mi clase" dijo.
Me levanté. Cogí mis cosas, mi hija y antes de salir le dije: Si señor: mi hija no entiende su clase, pero ninguno de los que aquí estamos tampoco. Aprobé la asignatura con la calificación más baja posible. Por los pelos.
LA ACTUALIDAD
Me acordaba muy poco de ese episodio... hasta que quise asistir a un evento de más de cuatro horas de duración: "No se admiten bebés".
¿No se admiten bebés? Bueno, sí. Pero sólo los más pequeñitos. No se admiten "bebés grandes".
De nada sirvió mi "enchufe" con la organización... No se admiten bebés grandes y punto.
Ya se sabe de los bebés: Su ruido es molesto, los niños lloran, se mueven, distraen, perjudican. No hay sitio para ellos. Mejor guardarlos, callarlos, dejarlos en otras manos para que el mundo siga girando. No se confía en el buen criterio de la madre que asiste (Las madres pensamos que como a nosotras no nos molestan los "ta-ta-ta" de nuestros hijos, a nadie le molestan... somos así de desubicadas)
Eran por lo menos cuatro horas de ausencia y mi bebé, tal y como recomiendan los expertos en lactancia, mama a demanda. Imposible dejárselo a nadie.
Así que me vi limitada por dos razones: Una, por ser madre. Si no lo hubiera sido, no hubiera pasado nada y podría haber asistido tranquilamente.
Dos: por dar la teta. Si yo alimentara a mi hijo con biberón se podría haber quedado en casa con alguien sin problema.
Y entonces, me planteo: No podemos entrar a cualquier sitio con nuestros bebés... no podemos alimentar a demanda con la leche que fabricamos, ni sacar la teta según qué sitios. No se nos deja. Se nos condena al exilio. Se nos dice que es "feo" dar la teta en cualquier lado. Como las gitanas, como las sudamericanas, como en África, como si no tuvieras para darle otra cosa (y otras lindezas que se oyen). Se nos ofrecen salas de lactancia malolientes y alejadas de la civilización. Que no se nos vea. Se nos llenan los buzones de correo con imágenes de hermosos burkas de lactancia que sirven para todo menos para pasar desapercibida.
Después de los seis meses, más le vale al niño comer otras cosas porque sino la madre que lo parió estará confinada a asistir solo a eventos en parques de bolas y similares, a juntarse solo con otras madres. No podrá tener vida intelectual, no podrá ir al teatro, ni al cine, ni hacer un curso, ni comer en otro sitio que no sea Macdonalds. Y luego nos dicen que la maternidad es solitaria...
No es país para madres. No es país para tetas.
14 comentarios:
Claudia totalmente de acuerdo. He de decir que, después de haber amamantado a mis 3 hijos de manera prolongada, nunca había tenido una experiencia "de rechazo" (bueno, sólo en EEUU, pero ya sabía que allí son raritos para estos temas)...pero el otro día me echaron de una Escuela de padres por asistir con mi bebé de 9 meses...PER-DÓN!!?? Cómo dice señorita??
No daba crédito!! Una escuela de padres de estas que organizan en los ayuntamientos para que "mejoremos" como padres...y me decía la tipa que dejara a mi bebé con alguien, si sólo eran un par de horitas...y eso es mejorar como padres?? Me parece que vamos a tener que organizar una "Escuela de Administración pública que no respeta al ciudadano", una "Escuela de sociedad loca que excluye a los niños"...
Olé. Gracias por explicarlo tan bien. Y gracias por desnudar la intimidad de esas anécdotas, tus historias de teta...
A mi esposo y a mi nos pidieron que nos fueramos de una hostería en Ecuador, incluso luego de habernos registrado, porque los clientes se sintieron molestos cuando mi hija de un mes lloró porque yo tardé en darle la teta unos segundos. Nunca más piso ese lugar. Amo dar de lactar a mi hija donde sea. Una pena que hacerlo sea cada vez más extraño. Pero no hay que claudicar!
Vaya, exelente entrada. Soy sudamericana ya española y doy teta a un niño grande, me averguenza la actitud de la camarera del restaurant, ni cuando no era madre se me habria ocurrido hacer algo asi. Me averguenza todo lo demas tambien. Gracias por el post
Claudia:yo soy orgullosa sudamericana, di de mamar a mis 4 hijos libremente, cuando me fue permitido y cuando fui mal observada. es una decisión y un acto de amor de cada cual. Mis hijos tomaron teta hasta los 2 años y siento que la decisión y la convicción vienen de adentro, no de afuera.
Es penoso... Y sin venir al tema, pero me sigue revolviendo escucharlo: Escuela de padres!! y las madres??? Avancemos por favor, nombremos a todas y todos, por todas y todos.
TOQUE DE QUEDA DE LOS BEBES!!!
Lo que yo no sabía es que había un toque de queda para bebes, ya que hace unos días, me fiu a cenar con unas amigas a un mex, y porsupuesto mi hija de 20 dias, era mi berruga, adosada a mi en todo momento. Pero al contrario que mi primera hija, a esta no le gustan los ruidos, y no consigue dormirse si no hay silencio absoluto (en mal familia cayo...). Al final una interminable cena de 3 horas en las que Duna (mi hija) lloró bastante (aunque mi iba al baño, para no molestar mucho, mi vino una amable señora y me dio las gracias por tener que aguantar a mi hija llorando toda la cena (a quien se le ocurre decir eso a viva voz en una mesa de 7 mujeres madres) me dijo que ella tambien era madre y que habia dejado a sus hijos en casa y que para una vez que saía no queria aguantar niños, que como madre dejaba mucho que desear, y que solo daba su opinion, que no queria generar conflicto (todo ello lo dijo como si de un discurso presidencial se tratara, y todo el bar estaba oyendolo.
A partir de ahi, una a una le fuimos diciendo nuestra opinion tambien, desde que ella si que molestaba haste que si había estado bebiendo mas de la cuenta, y se generó un debate en chismorreos en todas las mesas de alrededor.
Así que, no sabia que habia un toque de queda para los bebes. Si fuese a la hora de la comida, ¿tambien me lo hubieses dicho?....
Pues no estoy de acuerdo... A lo mejor no me he visto en la tesitura de tener que asistir a ningun curso de 4 horas de duracion y en ese sentido no puedo criticar lo que comentas. Pero yo he dado el pecho a mi hija hasta los 18 meses en todas partes, en la calle, en restaurantes, en parques, plazas, terrazas, centros comerciales y tambien en salas de lactancia. Las que yo conozco no son tan horrendas como las que comentas tu. Nunca me han dicho nada en ninguno de los sitios en los que lo he hecho. En lo que si estoy de acuerdo es en que la gente en este país, tiene un defecto gravísimo y es criticar todo lo que hacen los demas. Todo. Las que damos pecho a las que no lo dan, las que no lo dan, a las que lo damos en cualquier sitio...
Lo que deberia ocurrir es que en esto como en otras cosas es que cada uno pudiera hacer lo que quisiera sin tener encima al resto, sin miedo al que dirán,con la libdertad de poder hacer lo que uno desee.
Pues eso, MM. Yo no he dejado de trabaja ni un solo día desde que parí. No he podido asistir a muchas cosas (a otras sí) porque con niños no se puede ir y yo no puedo dejar al mío porque toma teta a demanda. Y no me refiero solo a sitios de recreo, me refiero a sitios de trabajo: cursos, conferencias...
Sí que he asistido a dos ruedas de prensa, a ver el Rey León que son 3 horas(esto último con el bebé de seis meses), a un par de eventos serios con bebé muy pequeñito... Pero no se puede asistir a todo ni hacer de todo si amamantas.
No critico a quien no da la teta o no tiene hijos. Pero exijo que me dejen dar la teta y tener hijos a mí.
Claudia
Totalmente de acuerdo contigo, Claudia. Tenía ese sentimiento constantemente cuando tuve a mi hija: las mujeres madres nos quedamos solas, no podemos hacer todo lo que hacíamos antes porque nos está vedado a nosotras y a nuestras criaturas. Me di cuenta de que las mujeres (feminista que soy) creemos haber conquistado libertades y parcelas que nos fueron prohibidas durante siglos, y resulta que todavía nos queda muchísimo por hacer, empezando por reconocernos, aceptarnos y vivirnos acorde a nuestro cuerpo y necesidades de mujer. Un abrazo.
Es lamentable pero es así. Y no es una limitación real, pues no pasa nada por ir con un bebé "grande" colgado de un foulard o bandolera comiendo tranquilamente al pecho de su madre. En general no he tenido problemas, pues he acudido con mis niños al pecho a reuniones de padres, a catequesis de bautismo, a museos, cenas... Pero la gente en ciertos lugares me ha mirado fatal, como es en restaurantes (anda y que les den, no tienen otra cosa mejor que hacer que criticar al prójimo) y en la provincia de León. Sí, en la provincia de León, al parecer está prohibido que los menores de 2 años vayan colgados de sus madres o tomen el pecho en público pasadas las 8 de la tarde.
Pero sólamente una vez me han comunicado que lo que hacía estaba prohibido: tachán.... En el museo Egipcio de Berlín (Neues Museum). Allí, una señora (para variar, son las peores, acaso es que no tuvieron hijos? u odian a las demás por gozar su maternidad?) vigilante de seguridad me regañó tras la segunda vuelta en la que el niño, obviamente, había cambiado de lado (mirad que discreta soy que no se me ve na de carne). En fin, lástima mi poco dominio del idioma alemán, ahora habría llamado al gerente.
Pero salvo esta vez, mis 171 cm de altura, mi porte elegante y mi cara de guiri indiferente me han salvado de escuchar memeces en más de una ocasión.
Pero me repatea que se juzgue a la gente por su aspecto externo.
Bueno, he de deciros que esta entrada me ha animado a escribir un email a la dirección de dicho museo comentándoles mi decepción con el trato hacia las mujeres lactantes.
Ya os comentaré qué me responden.
Y me respondieron. Yupii, ya ninguna madre será expulsada de los museos de Berlín por el crimen de dar el pecho a su hijo!
Lo he leído Paloma! Me alegro. Estas acciones son las que en el futuro harán que nuestras tetas y nuestra maternidad dejen de ser una limitación.
Activismo maternal!!! besos
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