En primer lugar, he de decir que
me resulta curioso que otras profesionales se permitan hacer sesudos análisis
de lo que es y hace una doula, sin conocer a ninguna de primera fuente, sin
haber hablado con ninguna jamás y, sobre todo, sin ser doulas ellas mismas.
Por mi trabajo (en la comunicación para la salud y en el acompañamiento) llevo años trabajando con
todo tipo de sanitarios muy respetuosos. He tenido la gran suerte de conocer
grandes matronas que a su vez son doulas, a matronas que trabajan de forma
directa con doulas, y matronas (y otras profesionales de la salud) que cuentan
conmigo. No he tenido jamás ningún problema con ningún profesional porque sienta que “le usurpo funciones”.
Ahora que Meghan Markle ha
decidido contar con una doula para su parto (y posparto) se vuelven a encender
las alarmas como si ella, por contratar una figura de acompañamiento, rechazara
al personal sanitario, no fuera a contratar una matrona o fuese a parir entre
lianas por “culpa” de su doula.
Por eso escribo esto. Me gustaría
que quien lea, sepa que las doulas no acompañamos “estilos de partos”,
acompañamos mujeres que eligen SUS partos.
Y que la mujer que nos elige, puede parir en un hospital o en medio de
delfines… puede querer un parto en casa o llamarnos para acompañarla en una
cesárea programada. Nosotras no elegimos por ella, sobre todo: No juzgamos sus
decisiones ni tenemos injerencia alguna sobre el tipo de parto que desea tener.
Solo estamos.
La mujer que desea una doula lo
puede hacer por múltiples razones: ser madre soltera, sentirse mejor con otra
mujer a su lado, no tener a nadie o simplemente preferir nuestra compañía. Ello
no es de ninguna manera excluyente de tener personal sanitario a su lado y, de
hecho, en los diversos decálogos y reglamentos que tenemos dejamos claro que NO acompañamos partos sin personal sanitario.
Pero esto de acompañar en los
partos (de lo que tanto hablan por todas partes, auténticos opinadores…) en
realidad sucede muy pocas veces. Por un lado, porque en poquísimos hospitales
permiten dos acompañantes. Y en los que lo permiten, jamás ponen pegas ni
preguntan quiénes son los que acompañan: La madre es la que elige. Lo mismo
pasa cuando la madre tiene un solo acompañante y ella decide quién es. Puede
ser su prima, vecina o doula. Como no hacemos NADA que pueda molestar o
interrumpir la labor del que atiende el parto, ni se dan cuenta de que estamos
ahí.
En un parto en casa, (de los
poquísimos que hay en España) quien decide quién está en su parto es la mujer.
Conozco mujeres que han parido atendidas por sus matronas y acompañadas de
media familia y su doula. Nadie puede decirle a una mujer a quién mete o deja
de meter a su casa.
¿Y qué hacemos? En general, damos
confort. La función de una doula es muy terrenal y humana. Un parto es un
momento muy intenso y tiene fluidos varios… en un hospital nuestra función es
más limitada aún, pero damos soporte emocional y físico. Por ejemplo, si quiere agua, si necesita
ponerse de pie, ayuda en el servicio, sacarse los zapatos, ponerse unos
calcetines, tomar una foto del momento, relevar al padre (si hay padre)
mientras éste descansa, o come o tiene cualquier tipo de necesidad. No puedo
ver en qué momento alguna de esas cosas puede ser intrusa de alguien. En un parto en casa, lo mismo limpiamos una
caca, preparamos la bañera, cuidamos de los otros hijos, estamos atenta al teléfono,
al timbre, a que haya silencio, a poner las luces que desea la madre (unas
prefieren mucha luz; otras, tiniebla), nos ocupamos de la mascota que ladra,
hacemos algo de beber para ella (o para todos), etc. etc. Todo muy sencillo pero imprescindible para
que la madre no tenga que preocuparse de nada y pueda concentrarse en lo que
pasa: está pariendo. ¿Si la matrona tuviera que ocuparse de todo ello… qué
pasaría?
Por supuesto también damos ánimos
a la madre y le sostenemos en lo emocional. Parir –y solo lo sabe quien ha
atravesado ese túnel- es un proceso de gran esfuerzo mental y físico. Nos pone
en el límite. Las doulas somos
compañeras de ese viaje. La aguadora
en la carrera. Hay ya mucha evidencia científica al respecto del trabajo de las doulas en particular y del acompañamiento no sanitario en general.
Sin lugar a dudas que alguien se
ocupe de estas cosas y esté
especialmente entrenada para ello (cosa muy importante para no ser interferencia
ni para la madre, ni para nadie), es de gran ayuda para el sanitario que
atiende. Porque la matrona está concentrada en su trabajo que es ver que todo
vaya bien; que no haya complicaciones a la vista. Está formada durante años
para verificar cada señal. Está preparada para ser responsable de la salud de
la madre que atiende y el bebé que nace. Y desde luego, todo lo hace (o debería
hacer) con mucho mimo, paciencia y sirviendo de fortaleza también en lo
emocional a esa mujer. Una buena matrona
usa herramientas de acompañamiento para su trabajo, informa, ofrece, se da. No dirige,
no ordena, no enjuicia.
Nosotras, doulas, no ponemos ni
un termómetro. Protegemos el espacio de la madre y con ello, está protegido
también el entorno de la matrona. ¿Puede una matrona acompañar? Sí, por
supuesto; si está formada en ello. Pero en el momento en el que se tiene que
concentrar en acompañar ya no puede hacer su trabajo al 100%. (Eso, o estar dos
matronas...) básicamente porque no es posible desdoblarse y es más importante
estar alerta ante la situación de la madre que buscarle unos calcetines más
calientes: Imaginemos un parto en casa en el que el teléfono no deja de sonar y
el perro ladra, el hermanito llora y la madre está en pleno trabajo de parto:
Las doulas apagamos esas fuentes de estrés para que la madre esté tranquila y
la matrona trabaje sin interferencias. Somos pro matronas. Un complemento a su
trabajo.
Las doulas NO somos personal
sanitario. Estamos hartas de decirlo. No
somos personal sanitario ni deseamos serlo. Por lo tanto, una doula que
cumpla con su función de acompañar no puede poner el riesgo la vida de nadie
porque no se hace cargo de la salud de nadie.
La doula está entrenada para
ofrecer ese espacio de tranquilidad a la madre sin hacer ningún tipo de juicio
ni recomendación. Durante el tiempo que dura su formación aprende sobre los
distintos procesos de la maternidad con el fin de acompañar mejor y entender
las necesidades de la madre y el bebé, no con el fin de resolver ningún tema
médico. También se aprende sobre las
funciones de los distintos perfiles de personal sanitario y cómo puede ayudar a
la madre su presencia; cómo derivar en caso necesario. Y sí, solemos trabajar
en coordinación y de forma conjunta con estos profesionales en muchos espacios.
Y eso, en cuanto al parto… En
cuanto al posparto podríamos escribir una tesis. Lo cierto es que las madres
están completamente abandonadas por el sistema en esta etapa. Ser acompañadas debería ser un
derecho universal.
Las temáticas de maternidad y
crianza se pueden abordar desde múltiples disciplinas. No están de ninguna manera
limitadas a personal sanitario y desde luego, agentes de salud somos todos (que no es lo mismo que sanitarios). Como comunicadora experta en salud lo sé y
tengo años dedicándome a ello. ¿Qué ley prohíbe hablar sobre el parto, la
lactancia, las diferentes formas de maternar? Ninguna. Por esa razón existen asociaciones tan potentes hablando de estos temas. No son redes de
profesionales…. Son redes de madres y usuarias.
Las doulas solemos tener otras
ocupaciones porque en España muy pocas doulas pueden vivir solo de ello, así
que nunca entenderé la caza de brujas hacia quienes “le usurpamos sus funciones”
a nadie. ¿Por acompañar a una madre en su posparto? ¿Por estar presente en un
parto? ¿Si fuera fotógrafa… sería igual? Y por supuesto, esas ocupaciones
pueden ser complementarias entre sí. Cuando se es doula, solo se acompaña. No
hay espacio para nada más… pero se pueden utilizar todas las herramientas del
acompañamiento para ejercer otras profesiones. Por eso hay psicólogas, matronas,
médicas, fisioterapeutas que también son doulas. Y desde otras profesiones lo
mismo: abogadas, terapeutas
ocupacionales, educadoras sociales, maestras. Tengo el privilegio de conocer
varias generaciones de excelentes profesionales que han implementado su “ser
doula” (porque es una forma de ser) al ejercicio de su actividad.
Y más: Nos dicen que no podemos
ejercer porque no existe un epígrafe en Hacienda bajo el que nos podamos dar de
alta. Me gustaría decirle a quien dice esto que para darse de alta en Hacienda
no hace falta tal cosa. Un ejemplo muy claro que tiene que ver con mi profesión
de comunicadora y periodista: No existe el epígrafe “periodismo”. Los periodistas pueden darse de alta en el
epígrafe 861: Pintores, escultores y otros artistas. Gracioso, no?
Si una persona quiere ser “paseadora
de perros de raza Chiguagua” y tal epígrafe no existe, no hay ningún problema:
Vas a hacienda, le cuentas lo que haces al funcionario que te atienda y él
mismo te dice en qué categoría puedes estar. También vale una gestoría.
Obviamente, si eres paseadora de perros o adiestradora canina, ningún
veterinario se sentirá ofendido. Son cosas distintas. En todo caso, las doulas pueden ejercer su
trabajo porque la libertad de trabajar
en lo que una persona quiera está recogida por la ley: Artículo 35 de la
Constitución Política del Estado. También
se puede buscar en la Clasificación nacional de ocupaciones el número 5891 –
Asistentes personales o personas de compañía. Epígrafe: 899 Otros servicios
profesionales.
Pero no olvidemos que en realidad
no es la profesión la que grava sino el tipo de actividad. Por ejemplo, una matrona
debe facturar con IVA si escribe para una revista y sin IVA si atiende a una
madre en su parto. Esto no tiene que ver con doulas, ni ingenieras, ni astronautas exactamente… una persona
que quiera burlar la ley y no declarar sus impuestos puede tener cualquier
profesión u oficio.
Sobre intrusismo cabe decir que
no se puede acusar a todo un colectivo, especialmente cuando desde las distintas
asociaciones de doulas se difunde una y mil veces cuál es nuestra función. Para
que exista intrusismo profesional la persona en cuestión (no el colectivo) debe
hacerse pasar por matrona/personal sanitario o “ejercer funciones exclusivas”
propias de la profesión. Por ejemplo, en el caso de algunos ginecólogos hay un
claro intrusismo profesional porque es bien sabido que la profesional que
atiende la salud sexual y reproductiva de las mujeres (en salud) y que atiende
partos normales es la MATRONA. ¿Qué hacen algunos ginecólogos llevando embarazos y
partos normales? Ellos están formados para atender la patología. ¿Por qué no
hay mil denuncias puestas?
Por supuestísimo - igual que en todas las profesiones y oficios- hay “doulas”
haciendo mal su trabajo. Y lo pongo entre comillas porque la actividad de
acompañar no permite nada más. No damos consejos, no le decimos a nadie lo que
tiene que hacer, NO ATENDEMOS PARTOS. Quien hace otras cosas y se hace llamar doula es también
intrusa de lo nuestro. Los colectivos de doulas estamos trabajando para que
cada vez ocurra menos, para que las formaciones estén cada vez más homogéneas y
no se llenen ni de adornos innecesarios ni de contenidos que confunden a la
sociedad. Si otros profesionales ven por
conveniente denunciar a estas “llamadas doulas” que no lo son, pues nos parece
muy bien. Quienes hacemos bien nuestro
trabajo ni tenemos miedo ni tenemos nada que temer.
Yo soy doula, acompaño. Soy
comunicadora, informo, diseño estrategias, imparto talleres. Soy madre: cuido,
educo. Y no engaño a nadie.
Y todo este tocho lo digo como doula.
Como madre y mujer que tuvo una
doula en su vida, me gustaría decir solo una cosa: Quien decide por quién quiere
ser acompañada soy YO.
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Más:
Evidencia sobre al apoyo continuo
Ser doula es una profesión libre. Para convertirse en doula
no es necesario cursar una titulación oficial, sin embargo, el oficio del
acompañar requiere una formación en los diferentes aspectos de la maternidad,
la comprensión de las necesidades de la mujer que se convierte en madre y
especialmente, un entrenamiento para ofrecer acompañamiento continuo y libre de
juicios.
Existe mucha evidencia sobre el acompañamiento continuo, la
función de las doulas y mejores experiencias de parto y posparto.
Cuando se habla de un acompañamiento continuo, quiere decir
que la doula está siempre que la mujer requiera de ella y esa es una de las
características más importantes de la función de la doula. Cuando acompaña lo
hace de forma individual, dedicando su tiempo y atención absoluta a la mujer
que la ha elegido.
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