Más de 30 mujeres gritaron ¡¡¡¡Sorpresa!!!! y a mí me dio un vuelco el corazón. Sin que yo supiera nada, casi un centenar de amigas, compañeras y madres se organizaron lideradas por mi hija mayor para ofrecerme una bendición de parto. Fue una sorpresa, claro que lo fue. Tanto así que por un momento sentí que iba a perder el conocimiento. Me abracé a mi amiga Zoila para no caer y lloré.
Lloré todas mis tristezas. Todas las que habían empañado la última parte de este larguísimo embarazo -como todos los que precedieron- y que habían hecho aún más difícil la espera. Lloré, abrazada a cada una de ellas, dando gracias, siendo besada y animada, por una, por otra... en esta MI casa, Entre Mamás.
Recibí un homenaje épico que no sé si me merezco. Sentada en uno de los enormes pufs de colores, intenté dar las gracias y algo así como un discurso... pero no me dejaron. De repente un vídeo se proyectó en la pared y vi-escuché a otras tantas mujeres, amigas y compañeras -aquellas que no pudieron estar presentes pero querían estar allí- ofreciendo sus deseos de parto desde diferentes lugares; mandando besos y saludos cariñosos. Más lágrimas emocionadas y de fondo la voz de mi querídisma Ibone gritando ¡¡Viva esta parto-fiesta!!!
Pero había más. Me pasaron un sobre rojo y brillante. Lo abrí... y encontré en su interior el dinero que necesitaba para pagar la mitad de mi parto soñado. Un maravilloso regalo, hecho desde el amor y la generosidad de aquel círculo de mujeres: ya no necesitaba más. Respiré y sentí que ya solo faltaba esperar.
Liberada de mis profundas preocupaciones, del malestar del alma que me había acompañado en los dos días anteriores, querida y bendecida por aquellas mujeres increíbles, por primera vez en semanas llegué a casa ligera y aliviada. Dormí tranquila y sin sobresaltos toda la noche, sin imaginar ni por casualidad que solo quedaban unas horas para tener a mi hijito en brazos. Tanto amor, tanta oxitocina en el ambiente no podía ser para nada: me puse de parto.
Piojillo llegó en un parto maravilloso e indoloro a las 9:12 de la mañana siguiente; acompañada de mi familia y, en el pensamiento, todas las mujeres que esa noche me dedicaron su tiempo y su amor. Las cosas no salieron como había planificado: siendo como soy necesitaba tenerlo todo bajo control; hasta el mínimo detalle. Pero desde el principio fue él el que marcó los tiempos: primero al enterarnos de su existencia, cuando rompió todos nuestros esquemas e ideas de futuro. Y luego naciendo el día que le dio la gana, entre cajas de cartón y cortinas sin colgar, como si fuera la guinda del pastel de aquella fiesta.
Mi bebé, mi dulce Piojillo, es sin lugar a dudas un regalo de la vida. Hoy cumple un año y me siento inmensamente feliz de su llegada; completa en todos los sentidos. Este niño delicioso, con su carácter alegre, siempre sonriente, ha hecho que el año pase sintiéndome en una nube, disfrutando plenamente de la maternidad, sin prisa, sin dudas; más segura que nunca de mis convicciones.
Y por eso hoy quería recordar a las mujeres de ese círculo especial; mujeres que me otorgaron el poder y me abrazaron una noche antes, porque de alguna forma estuvieron conmigo recibiendo a mi bebé. Agradeceros infinitamente por vuestra compañía y afecto, porque cuando Piojillo crezca tendré algo hermoso para contarle sobre su llegada al mundo: Más de 30 mujeres gritaron ¡¡¡¡Sorpresa!!!! y a mí me dio un vuelco el corazón.
3 comentarios:
Felicidades Claudia! Felicidades piojín!!! qué bonita fue la fiesta...
Hola Claudia, te he otorgado una insignia para tu blog. http://cantandoamama.com/otra-insignia-para-cantando-a-mama/ Un abrazo fuerte!!
Que precioso Beatriz!! Mil gracias :-) besos
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