Hace un tiempo, hablando con una abuelita del cole me dijo una cosa que se me quedó grabada. Cuando entras por la puerta, huele que alimenta. Aquí huele a casa.
Se refería al olor de la comida que todos los días, ofrecen a nuestros hijos en su colegio. Una comida buena y sabrosa. Si tienes suerte, puedes ver por la mañana desfilar zanoharias y verduras frescas entrar por la puerta grande. Y si quieres, puedes ver por una ventanita que da al patio a nuestra querida Juani y equipo, preparando lo que comerán los niños en el día.
Es una de las muchas cosas maravillosas que tiene el colegio. La comida deliciosa, cuidada y bien preparada. Como en casa... y a veces mejor que en casa, que más de una vez he recibido la crítica de mis pequeños gourmets porque lo que habíamos preparado nosotros no se parecía a "la comida del cole".
Huele a casa porque les ves felices. Hoy por la mañana dejé a Piojillo en su clase y escondida detrás de la pared vi como su profesora lo cogía en brazos, le daba los buenos días y un montón de besos. Y él feliz, se abrazaba a ella. "hola ratoncito pérez!" le ha dicho.
Y al pasar por el patio, vi a la profe de los más pequeños, cogiendo a otro niño que llegaba, en sus brazos, hablando con él muy cariñosa. Recuerdo particularmente una anécdota (y se pueden contar muchas) de esta profesora en particular. Cuando un niño que normalmente no dormía en su cole anterior, no tuvo problemas en este. Ningún niño es obligado a dormir, pero prácticamente todos caen redondos a la hora del descanso. Cuando la madre del niño siguió la pista de cómo lo había logrado, resultó ser que el niño dormía acariciado por la profesora, que le cogía de la mano para que no tenga miedo.
Subimos al coche rumbo a casa y el piojillo, con su lengua de 3 años, cuenta impresionado que tienen un telescopio en clase, que han visto las lunas y Neptuno. Yo he sido Mercurio, dice. Ha sido un día de astronautas.
Han mirado todos por el telescopio y me cuenta que otro niño sin querer lo ha roto. Pero que su profe ha dicho que no pasa nada, que trae "herramientas y pegamento" y pronto estará curado. ¿y no se enfada? pregunta mi padre. "no", contesta el pequeño. "no pasa nada".
Y no es casualidad. Así son los días en nuestro cole.
Lo que hace grande un cole no son sus canchas de padel, sus extraordinarias infraestructuras, su dominio de idiomas desde la tierna infancia. Lo que hace grande un colegio es su equipo. Y este en particular, tiene un gran tesoro en sus profesores. La mayoría de ellos, gente de mucha experiencia y absoluta vocación. No hay un método concreto, no hay una fórmula de perfección (ningún colegio es perfecto...) pero desde luego, cuando el mayor objetivo de su plantilla es que tu criatura sea feliz, todo lo demás está de más.
Se llega a este cole buscando esto. Quien llega hasta aquí, normalmente no se fija en esos detalles que el marketing vende. Está buscando alternativas, respuestas. Un sitio tranquilo. Que huela a casa.
4 comentarios:
Donde está esa maravilla? Porque el nuestro es todo lo cotrario.
Donde está esa maravilla? Porque el nuestro es todo lo cotrario.
Las Naciones. En Alfonso XIII, 90 (Madrid)
No lo podes haber descripto mejor.
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